Una larga tradición
Todo comenzó cuando, en la España de posguerra, Don Juan Paradas Pérez sufrió una enfermedad que le impedía seguir con su trabajo como agricultor. Para mantener a su familia empezó a fabricar unas piezas de pan de miga blanda. Él mismo iba al molino, amasaba y horneaba en una panadería alquilada que pagaba a tanto la pieza cocida. Una vez terminados agarraba su cesto cargado de molletes humeantes cubiertos con una manta, para guardar el calor y el aroma de las piezas recién cocidas, y salía a vender por las calles de Antequera a la voz de «molletes calientes».
Don Juan había reinventado el mollete sin…
conocer de antemano la receta. Su espíritu emprendedor le hizo volver a dar con la fórmula de un pan tradicional cuya elaboración, lamentablemente, se había ido perdiendo.
La producción fue en aumento y, poco a poco, se fueron incorporando a la Panadería San Roque su esposa e hijos. Gracias al buen hacer de Don Juan el mollete se iba convirtiendo en el desayuno habitual de los antequeranos y su consumo se fue extendiendo por toda Andalucía.
La tradición fue pasando de padres a hijos, sin perder la calidad y el sabor de siempre, incorporándose actualmente la cuarta generación al frente de Mollete San Roque, convirtiendo el mollete de Antequera en parte del patrimonio histórico cultural de Andalucía.